Eduardo Quijano Bernal


Borges y el eco

Gritó hacia el norte y el espejo del eco repitió:
desatino.
Alzó la voz hacia el sur y la voz biseó:
te equivocas.
Lo hizo hacia el alba, y pertinaz reiteraba:
no aciertas
Y cuando giró su grito al ocaso, tozudo y cansino:
no insistas -decía.

Hazle caso al ciego sabio y poeta argentino,
medita y no llores,
que “se aprende”, que el eco es el amigo más fiel
y nos habla al oído del alma.
¡Confía!

***


Eduardo Quijano Bernal


MI JARDÍN ABIERTO
A Milagros, (evocando a Emilio Prados)

¿Mi jardín cerrado?
Mi jardín abierto
a la paz del alma, a la voz del pájaro,
a las cumbres verdes y a flores de otoño
de mis pensamientos,

de cuando me besa la umbría del árbol,
el correr del agua, balada del viento,
los ecos granados y el soplo alado
de tus altos versos.

Durante la noche, en la inmensa bóveda,
el brocal del pozo de la luna errante,
la alba mirada del lucero negro,
cómplice la almohada antes de los sueños
de mudas palabras y el latir vibrante
de ardorosos besos.

Mi jardín abierto si tú estás conmigo
tejiendo la vida o llegue ese día
en el que me escape del barro caliente
de mi último invierno.

Mi jardín cerrado, no.
¡Mi jardín abierto!

 

***
Eduardo Quijano Bernal

CANCIÓN DE UN POETA CUALQUIERA
De tanto mirar la luna / ya nada sabes mirar...”
(ATAHUALPA YUPANQUI)

Te quiero aunque tú no me quieras.
Te amo porque tú me has amado.
Te amo porque no hay más remedio.
Te odio por el mal que me has dado.
Es personal e intransferible la vida.
¡Tenemos que fraguar nuestro hado!
Nos pasamos la vida mirando el ombligo,
lamiendo heridas que el mundo ha causado.
Y pasamos la otra mirando la luna,
el mar, otros ojos, las flores, los astros.

Mientras, en Irak, Darfur, Palestina,
y otras partes de nuestro planeta
millones de seres se mueren a saco,
arrojados al horror de las guerras,
a huidas masivas, o enferman de sida,
y que el mundo feliz los deja de lado.

Son noticias que leo en la prensa
o que nos cuentan los telediarios.
Mas ¡horror!, me he mirado hacia dentro
y me duele la llaga que tu amor me ha dejado
Es claro, que no somos de piedra,
¡como tampoco lo es nuestro hermano!

Mas sé fuerte que el tiempo todo lo cura
y labra tu vida y un futuro que sea solidario.
Y que venga el amor o que vengan las penas
que fraguando la vida se cumplen los años.
Hasta que un día esa luna, puntual e importuna,
llegue al fin a la fragua y nos coja la mano.

***

 

Eduardo Quijano Bernal