José Martín Rivas



LA VENTANA DEL AGUA

Las nubes son visillos de luna

en el postigo del cielo.
Asomado a esa ventana,
contemplo el vuelo del ángel del agua
de alas de cristal disperso,
llaga del aire hecha luna
y sortijas de plata en la onda.

Corren los gnomos del agua
escribiendo en mis ojos,
secos pergaminos,
persiguiendo sus culebras de cristal
inflamados pendientes de cielo.

Oh, proyección del sueño del agua
y parto de la fuente, sangre del aire
atravesado en manantial sonoro,
mientras murmuras tus notas
te silba el aire su sueño
y mi ensueño se hace lágrima.

Prenderé mi corazón
cada noche de almohada
sabiendo que las gotas de agua
me recuerdan tu beso,
son las hijas de la luna
que juegan al corro,
cantan y bailan mi embeleso
mientras te adoro.

***
José Martín Rivas

Un tic, tac, para tu boca.

Aún le cantan mis alondras

al regreso de tus ojos.
Aún mi llanto humedece
la hierba de tus pasos.
Aún mi sangre hace sendas
por los riscos de tus raíces.

Como en un mar de manos
he naufragado de ti.
Sobre una nube de neuronas eléctricas,
críticas y retorcidas.
Sobre un millón de picas alzadas
como rayos solares moribundos de noche.
Sobre un desierto de espaldas
quemado en la sequía de tus ojos.
Sobre el antiguo vals de labios secos
reata de recuerdos torbellino.
Sobre el gong inmisericorde del tiempo
alargado en su redoble.
Sobre olas alzadas por el viento
de una cruel desesperanza.
Sobre los llanos eternos
de miradas retorcidas.

Aquí estoy, pobre pez,
pendiente del sedal de tus rayos de luna,
muerto sin la húmeda caricia
de tus manos en flor
que ponen mis tempestades en fuga.

Sólo tu adiós, ¡nada más!,
fue mi hecatombe,
pero aún mi corazón conserva
un tic, tac, para tu boca.

***

José Martín Rivas

HERIDOS DE AMOR

Somos como dos heridos de amor

pero que tardan mucho en morirse.

En mi corazón hambriento no hay venas,
sino mechas que buscan tu estampido.
Nos amamos como los explosivos
que revientan por simpatía,
vena a vena, a corazón hambriento.

Ten piedad de tus valles y mis lirios,
que se buscan con ansia de fuente enloquecida.
Aparta tus hojas y quita la presa
que yo sabré encontrar nuestro cauce.
Y el rumor de mis troncos y avenidas
pagará el del ave del suspiro.

Somos como dos heridos de amor
pero que tardan mucho en morirse.
***
José Martín Rivas

TE BESARÉ

Te besaré con labios artesanos
si tu boca recubre de amapolas
mi piel, sementera de rubios granos.

Esas pequeñas bocas entre olas,
con el silbo del viento de instrumento
harán silbar en mí mil caracolas.

Que su fiebre me prive del aliento
su carmín sea herida en mi costado,
y su lengua sea todo mi alimento.

Que ese momento quede congelado
para siempre en mi boca enloquecida
sin que pueda marcharse de mi lado.

Como si en ello fuéranos la vida,
o temblara la tierra estando juntos,
¡besa mi boca hasta que quede herida!

Que tu beso ardoroso haga difuntos
los momentos que no tuve consuelo
creyéndote vivir otros asuntos.

Entornados los ojos y alto el vuelo,
pediré porque no haya madrugada
que me haga descender del cielo al suelo.

Y si fueras espuma enamorada
y yo tu caracola, ¡sé violenta!
arróllame en tu inercia hasta la nada.

Mi enfebrecida lengua en tal tormenta,
eje de ola, será bronce candente,
que buscará la tuya muy hambrienta.

No hay perla en el mar como tu diente,
sobra la vida toda sin mirarte
y mi alma está sin ti convaleciente.

Te busqué y un abril pude encontrarte
porque eres de mi invierno primavera,
y me deshielo, amor, por abrasarte.

Como toro que amarran a su higuera
mi visceral furor visto de flores,
que te voy a querer a tu manera.

Mis cariños no son tus malhechores,
¿por qué tienes mi amor entre unas rejas
pasando por rendijas mis ardores?

Mil desamparos tengo entre las cejas
y voy a ser un cuerpo inanimado
de mortales tristezas si me dejas.

Rumor de mi sangre, río alocado
que arrastra mil ideas espumosas
tempestad y clamor de enamorado,

El jardín que plantó soy de sus rosas
que sin ella son negras, que me muero.
sin el amor que me arrancó las lozas
retornándome a la vida…¡La quiero!

***
José Martín Rivas